El Greco
Doménikos Theotokópoulos, más conocido como el Greco, incluso el griego, fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal, sobre todo en sus obras de madurez.
El Greco hasta los 26 años vivió en Creta, lugar donde fue un apreciado maestro y un icono en el estilo posbizantino vigente de la época en la isla. El Greco después residió diez años en Italia, y fue allí donde se transformó en un pintor renacentista, primero en Venecia, asumiendo plenamente el estilo de Tiziano y Tintoretto, y después en Roma, que fue donde estudio el manierismo del gran Miguel Ángel. Más tarde se estableció en Toledo, España, donde vivió y trabajó el resto de su vida.
Las obras de El Greco se compone de grandes lienzos, sobre todo para retablos de iglesias, también ejecuto numerosos cuadros de devoción para instituciones religiosas en los que a menudo participó su taller y un grupo de retratos considerados del máximo nivel.
En sus primeras obras maestras españolas El Greco se aprecia la influencia de sus maestros italianos, pero pronto evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia y delgadas, fantasmales, muy expresivas, en unos ambientes indefinidos y con una gama de colores buscando los contrastes. Este es el estilo que se identificó con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus últimos años.
Actualmente El Greco está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización occidental.
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