Los Shuar, también llamado los jíbaros, este nombre que fue asignado por los españoles en la conquista, son el pueblo amazónico más numeroso, aproximadamente de 80 000 individuos. Los Shuar o jibaros habitan en las selvas del Ecuador y Perú. Fuerón los conquistadores españoles les dieron el nombre de jíbaros.
La reducción de cabezas es una tradición ancestral Shuar que tiene gran simbolismo.
Se cuenta que cuando se enfrentan dos tribus Shuar por territorios o por otros motivos, es el jefe del grupo vencedor toma la cabeza del jefe perdedor y procede a la reducción de su cabeza. Es el jefe que se encarga de hacer la tzantza solo, esto se hace en profunda meditación y ayuno.
Los miembros de la tribu vencida pasan a ser parte de la tribu vencedora, sin que haya repudio, reyertas o discriminación de ninguna clase.
Los Shuar primero cortan la cabeza de su adversario, y con un cuchillo, hacen un corte desde la nuca al cuello, luego tiran de la piel y la desprenden del cráneo, desechan el cerebro, los ojos y demás partes blandas, además de los huesos, luego meten la piel en agua hirviendo, a la que le añaden jugo de liana y otras hojas, para evitar el desprendimiento del cabello, se mantienen la cabeza sumergida unos quince minutos, si lo hicieran más tiempo la cabeza podría ablandarse demasiado y posiblemente pudrirse.
Retiran la cabeza del agua, en ese momento está reducida a la mitad del tamaño original, y dejan que se seque.
Una vez seca, raspan la piel por dentro para quitar restos de carne, y evitar el mal olor y la putrefacción.
Finalmente la frotan por dentro y por fuera con aceite de Carapa.
Más tarde cosen el corte realizado en la nuca, para extraer los materiales blandos y el cráneo, y también cosen los ojos y la boca, quedando la cabeza como una bolsa, luego introducen una piedra del tamaño de un puño o el volumen equivalente en arena caliente.
El final del proceso es colgarla sobre el fuego para disecarla poco a poco con el humo, a la vez que van dando forma al cuero con una piedra caliente. En este proceso la cabeza termina de reducirse. Más tarde se retira la piedra o la arena y tiñen la piel de negro.
El caso es que tras el proceso, la cabeza reducida termina teniendo el tamaño aproximado de un puño, es decir la tercera o cuarta parte de su tamaño original.
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