La pintura de Ovidio Murguía figura en los museos de Galicia, especialmente en los de Pontevedra y La Coruña, donde está la más representativas obras de este genial pintor.
Ovidio Murguía de Castro Lestrove Dodro, 1871, 1900.
Su parentesco con el novelista Alejandro Pérez Lugín, en cuya casa reside, le permite asistir a tertulias literarias y relacionarse con artistas que supo aprovechar para llegar a encontrar su propio estilo que queda patente en todos sus cuadros.
Sale al campo, a la zona de la sierra de Guadarrama, a pintar paisaje del natural, y acude con frecuencia al Museo del Prado, donde realiza copias de grandes maestros, para ejercitarse en el oficio de pintor.
Concurrió a algunas exposiciones, pero su cortísima vida no le permitió cuajar la obra a la que sin duda su temperamento estaba destinado.
Falleció prematuramente de tuberculosis en 1900 con tan solo 28 años de edad, hecho que más tarde haría que fuese encuadrado dentro de la denominada Generación Doliente gallega. Con tan solo 28 años consiguió un estilo definido y da muestra de lo que podría haber conseguido si la vida hubiese sido un poco más generosa con el, tan amante de las naturalezas vivas y palpitantes como podemos ver, el color, las sombras, el movimiento, los contrastes y los contra luz definidos y sugerentes.
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